Para hacer ajos confitados, el primer aspecto importante es el de la materia prima. Debéis utilizar ajos buenos, gordos.
Si usáis ajos ya viejos o arrugados, el resultado no será el mismo, así que procurad que sean ajos de calidad.
Con cuidado vamos separando los dientes de ajo de la cabeza, dejándolos lis- tos para su utilización. El resto del proceso para confitar ajos podemos hacerlo de dos formas, bien al fuego, bien al horno. Si los hacemos en el horno, pondremos los ajos en una fuente de vidrio o de barro de tamaño pequeño y añadiremos el aceite de oliva para que los cubra. Después, horneamos a 150o durante una hora.
Al retirar la piel, estará confitado el ajo, siendo casi una pasta, con un aroma muy sutil y delicado. Si los confitamos en un cazo en la cocina, lo que haremos será poner los dientes de ajo en el cazo, cubrirlos de aceite y dejar al mínimo removiendo de vez en cuando los ajos para que se hagan por todas partes.
Cuando se preparan en cazo se suele hacer con los dientes pelados, pero también se puede hacer con los ajos sin pelar. Mantenemos el aceite a unos 80o evitando que llegue a hervir.
Transcurridos 40 minutos en los que habremos dado la vuelta de vez en cuando a los ajos, tendremos los ajos convertidos en un exquisito producto que podemos conservar dentro de un frasco con aceite de oliva durante semanas. Y el aceite de oliva que hemos utilizado, lo colamos y ya tenemos un aceite aromatizado con ajo que nos puede ser muy útil en otras preparaciones.
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