¿Sabías que... el AJO es una planta originaria de Asia Central, cultivada desde hace
más de 7.000 años, y es de la familia Allium, el mismo género de las cebollas y los
puerros?
Tiene un gran valor nutricional.
Estudios recientes confirman que la planta de ajo tiene un elemento que se conoce como alicina, y se afirma que este componente posee una cantidad importante de azufre, que además de aportar ese olor tan peculiar del ajo, es responsable de la mayor parte de los efectos positivos que tiene sobre la salud. Otros nutrientes y vitaminas que contiene el ajo son: manganeso, vitamina B6, vitamina C, selenio y fibra;
adicionalmente en el ajo encontramos una buena cantidad de calcio, cobre, potasio, fósforo, hierro y vitamina B1, entre otros.
El ajo es antibiótico, reduce los niveles de colesterol LDL, actúa contra virus y bacterias intestinales, y, sobre todo, es un gran aliado del corazón.
La alicina, el principio activo más poderoso del ajo, y al que se le atribuyen numerosas propiedades terapéuticas, se produce como resultado de la acción de la enzima alinasa con uno de los aminoácidos naturales del ajo. Esta sustancia sólo se produce cuando comemos el ajo crudo.
Sin embargo, otros compuestos como el ajoeno o la adenosina, que también tiene capacidad curativa, se mantienen aunque el ajo se cocine.
La mejor manera de beneficiarnos de todas las propiedades curativas del ajo es consumirlo crudo y machacado (o masticado), aunque existen estudios que señalan que si lo picamos, lo dejamos reposar media hora y luego lo cocinamos, la alicina no se destruye por completo.
El ajete
Son ajos en su estado inicial de crecimiento