Tu jardín comestible
Un jardín comestible por dos razones, la primera porque tu huerta está llena de flores entre las plantas de verduras y hortalizas; y la segunda razón porque muchas de esas flores son comestibles.
Además, las flores cumplen otras muchas funciones en tu huerta:
Asociación entre girasol, sandías e iponemas (Ipomoea, gloria de la mañana). Las plantas de la sandía son rastreras, el girasol crece hacia arriba y sus flores atraen a insectos polinizadores – que facilita la polinización de las sandías (muy espectacularmente y desconocidos los polinizadores nocturnos, sobre todo polillas), y la iponema trepa por los girasoles.
La artemisia annua en primer plano, esa maravillosa planta “curatodo” también cura el suelo de tu huerta.
La perilla frutescens, la reina de los antihistamínicos y condimento de muchos plantos orientales (shiso); con phacelia detrás, una de las plantas más melíferas que existen.
Trigo sarraceno, además de ser el sustituto por excelencia para los panes para celiacos es un excelente abono de verano con flores atrayentes de polinizadores y con un desarrollo rápido que produce biomasa para un abonado en verde.
Zinnias, esas preciosas inflorescencias con 3 flores en una, atrayentes de mariposas, cuyas raíces hacen la función de limpieza de nematodos patógenos del suelo. Con albahaca morada, que suele estar salpicada entre toda tu huerta por ser la alarma de posibles problemas: cuando llega una posible plaga o enfermedad suelta sustancias volátiles para avisar a las plantas de alrededor para que se preparen para “luchar”.
Más zinnias y detrás trigo sarraceno.
Más iponemas, gloria de la mañana porque sus flores se abren en ausencia de luz solar directa, entre las judías verdes. Y girasol, que están también salpicados entre la huerta, sobre todo en sus extremos, dado que son muy esquilmantes de los nutrientes, no es bueno poner muchos ni juntos.
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